«Chile Vive» fue una muestra realizada, entre el 19 de enero y el 18 de febrero de 1987, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, España. La exposición, que estuvo dedicada al arte y la cultura chilena de la época, contempló la exhibición de fotografía, arquitectura, pintura, escultura, literatura y medios de comunicación. Su organización estuvo a cargo del Ministerio de Cultura de España, la Comunidad Autónoma de Madrid, del Instituto de Cooperación Iberoamericana y del Centro de Expresión e Indagación Cultural Artística (CENECA).
En el marco de esta exposición Carlos Leppe participó con una instalación y una acción corporal, denominada «Siete Acuarelas».
El registro de la acción comienza mostrándonos la escenografía en la que esta se desarolló. Había un silla ubicada al centro. Al lado derecho de esta y montado sobre un palo delgado se encuentra un signo + hecho con tubos de neón, que está encendido. Mientras que al lado izquierdo de la silla está el signo menos de iguales características. Frente a la silla hay un micrófono en su pedestal y al lado derecho de este, hay un pequeño anafre eléctrico. Todo lo anterior estaba iluminado con un foco cenital.
Antes del ingreso de Carlos Leppe, se escuchaba la canción “¡Viva Chile!” de la banda chilena Electrodomésticos. La canción reproduce el audio de una entrevista a Yolanda Sultana. Mientras se escuchaba a Sultana decir: “¿el futuro de Chile dónde está?”, frase repetida al menos cuatro veces, hizo ingreso Leppe y al mismo tiempo que apareció en escena escuchamos: “en este mar que tranquilo lo baña”.
Leppe apareció peinado a la gomina, con lentes de sol oscuros. Estaba vestido con un impermeable de color beige, una sudadera blanca y pantalones negros. En su mano derecha traía una maleta amarrada con elásticos blancos y en la izquierda un lavatorio.
Leppe dejó estos elementos en el piso, al costado derecho de la silla. Luego salió del foco central y se acercó a un costado del escenario a apagar el audio, mientras se escuchaba dos veces la voz de Sultana decir: “Viva Chile”.
Leppe volvió a la escena principal y comenzó a desarmar su maleta. Sacó unas tablillas rectangulares de madera que tienen una cruz en relieve (las mismas que se encontraban en su instalación en el Círculo de Bellas de Artes). Luego sacó tres botellas de agua tapadas con un corcho y las puso en fila al lado derecho del micrófono. Posteriormente, sacó unos paños y un tejido que puso al lado derecho de la maleta. Una vez que dejó estos elementos, tomó una de las tablillas de madera, se subió sobre la silla y la mostró al público. La luz iluminaba solo hasta el pecho de Leppe, por lo que la tablilla no estaba iluminada. Se bajó de la silla, se sentó en ella y sacó una revista de la maleta que empezó a hojear. Sacó unos papeles de ella y la devolvió a la maleta.
Leppe se acercó al micrófono, exhaló fuerte por la boca y volvió a revisar los papeles, respiraba agitado y se acercó nuevamente el micrófono. Esta vez dijo: “Acuarela 1 por Catalina Arroyo, madre del artista, dedicada a Rogelio de Urquiza, un pintor injustamente olvidado”. Se alejó del micrófono unos segundos y volvió a él para leer, con una voz impostada que imita una voz femenina, el relato de “Cuerpo correccional” en el que su madre contaba su parto.
Una vez leído el texto completo, Leppe se puso a buscar algo en la maleta, luego la cambió de lugar, cambiando también el anafre que estaba encendido. Volvió la maleta a su lugar inicial y sacó un tubo de acuarela que mantuvo en su mano derecha, mientras se sacaba el zapato del pie derecho. Tomó el zapato con su mano izquierda y lo puso sobre su muslo derecho. Mientras abría el tubo de acuarela, botó la tapa y aplicó el contenido en el interior del zapato con su mano izquierda. Posteriormente volvió a la maleta y tomó un pincel, luego tomó una botella con agua y procedió a verter agua en el zapato. Agua que luego mezcló con acuarela con la ayuda del pincel. Luego de unos segundos de mezclarla, dejó el pincel en el suelo y tomó el zapato con su mano derecha. Gritó y su grito se asemejó a un quejido, mostrando una expresión de dolor. Se quedó en silencio unos segundos, para finalmente beber el precipitado directamente desde el zapato.
Leppe hizo gárgaras por unos segundos, mientras la mezcla chorreó de su boca, tiñendo su cuello de azul. Escupió en el lavatorio, limpió el interior del zapato con un paño, lo dejó en el piso y se dirigió a tomar el lavatorio, lo escupió y procedió a limpiarlo con el mismo paño. Una vez que el agua fue absorbida por el paño, se levantó la pierna de su pantalón derecho y estiró el trapo para amarrarlo con unos alfileres de gancho alrededor de su pierna. El paño estaba teñido de azul.
Leppe se estiró hacía su derecha sin despegarse de la silla y alcanzó una de las tablillas rectangulares con cruz. Una vez que la tuvo cerca se paró y se subió a la silla nuevamente con un poco de dificultad. Al igual que la vez anterior, la exhibió al público y luego la arrojó hacia el lado izquierdo. Se bajó de la silla, se sentó en ella y comenzó a examinar un papel que sacó de la maleta.
Se acercó al micrófono y dijo: “Acuarela 2 por Frida Valenzuela, profesora de historia y geografía dedicada a Rogelio de Urquiza, un cantante injustamente olvidado.” Volvió a dejar el papel en la maleta, se acercó al micrófono. Se escuchó un quejido y comenzó a hablar despacio, como temeroso o dubitativo. Las palabras a ratos se transformaban en balbuceo y cuesta precisar lo que está diciendo: “Estábamos en la playa y empezó… y estábamos ahí cuando vimos que había humo arriba de mi madre y había mucho humo y empezó… y ahí se me acercó y yo, el me dijo y qué y yo le… ahí me dijo… yo soy… y él me dijo… balbuceos… ooooh… oooh…” Pronunció palabras entrecortadas, indescifrables, respiró fuerte cerca del micrófono, gimió despacio, mientras la cámara se desplaza y enfoca sus manos. Jugaba con su mano izquierda tomando su dedo índice derecho, sopló el micrófono, mientras se escuchaba: “Está temblando y estábamos en San Antonio y empezó a temblar… ponte ahí en la puerta, las puertas no se caen nunca, nunca y… y empezó el terremoto y la… la profesora me dijo que había llegado… y tiquitiquití”, comenzó a cantar el estribillo característico del folclor chileno: “tiquitiquití, tiquitiquití, tiquitiquití”.
Luego Leppe siguió hablando como si llorara y las palabras se volvieron incomprensibles. Dijo: «se quedaron todos dormidos», para luego retirarse abruptamente del micrófono a buscar algo en la maleta. Se levantó rápidamente, tenía en sus manos varias fotografías. Mostró una en la que se ve un edificio y dijo “ahí, ahí”. Luego mostró otra imagen y dijo: “ahí estaba el metro, el hombre…”. Botó dos fotografías y exhibió una tercera, diciendo: “ahí en Santiago, ahí, ahí”. Mostró otra fotografía en silencio y revisó otras que fue botando al piso. Habló de otra, continuó botando fotos y se quedó con solo una en la mano. Señaló algo en ella y sollozó, la botó y tomó aire. Comenzó a jadear y luego gritó, un grito típico de los campesinos chilenos: “Juerajuerawei” (fuera, fuera buey) en dos ocasiones. El video registro está cortado en este punto. Vemos que se agacha y luego limpió el zapato, el lavatorio y se puso una tela teñida amarillo ocre bajo la tela azul.
Leppe tomó el micrófono por el pedestal, se lo acercó y dijo: «Acuarela nº 3 (hay un corte en el registro) a un cantante injustamente olvidado». Pasaron unos segundos y comenzó a simular un diálogo:
“–Y pa’ donde va usted Carlitos, pero dígame po’ no sea huevón, dígame pa donde va.
–Voy pa’ España Félix, pa’ España, qué le voy a decir, si voy pa’ España.
–Pero qué va ir a huear allá Carlitos, qué va ir a huear allá, dígame.
–Voy a una exposición Félix, no me moleste más que yo tengo que ir a una exposición y estoy muy apurado, tengo que ir pa’ allá.
–¿Y pa’ dónde queda esa huevá?
–Pa’ allá po, pa’ Europa.
–Pa’ Europa… ¿Y dónde queda Europa, Carlitos?
–Lejos, es el continente viejo.
–Y por qué le dicen el viejo, bien raras las huevás que me está diciendo usté todo el rato Carlitos.
–No Félix, no, yo tengo que ir pa’ allá porque tengo que ir a triunfar, a triunfar tengo que ir. Si no queo pillo, me dejan aquí no más, no me llevan pa’ niun lao, pa’ niun lao Félix, ya viste que ha pasado ya, no me llevan. Yo te voy a escribir, no te hagai problemas, si yo te voy a escribir, te voy a mandar postales de todas las partes, no te aproblemí.
–Carlitos, dígame una cosa, ¿cómo se llama esa exposición pa’ donde usted va?
–Chile vive.
–Oh, bien raro ah, bien raro, bien raro. Carlitos, ¿y qué pensarán que estamos muertos estos huevones?
–No Félix, si se llama así porque es una pasá política.
–Ah ya, ya, ya. Mire Carlitos, lo único que le pido es que a usted no se lo caguen, no se lo vengan a cagar, que le pueden pasar gato por liebre. Estos hueones son… (Leppe hace un gesto de señalar su ojo con la mano) vea usted lo que me pasó con el Julio, Julio me cagó, me cagó bien cagá, diez años me cafichó el hueón, mira como me tiene los pulmones, noo, tienes que ir con cuidado pa’ allá Carlitos. Que no te vengan con esa huevá de la Miss Universo, que yo me llamo Carlitos Leppe, tengo 28 años, que represento a Santiago de Chile, thank you, ¡no!, no huevee más.
–Félix si yo te voy a escribir, déjame que voy a ir a tomar desayuno mejor.
–Carlitos por la… aah… (mueve la cabeza de lado a lado en un gesto de reprobración). Nunca entiende, nunca, nunca. Weno, Dios dirá… Anda entonces po’ Carlitos”.
Leppe se alejó del micrófono y se quejó, tres veces y luego llevó su mano derecha a su vientre y lo apretó. Luego de esto, hay un corte en la grabación.
Leppe apareció con un zapato en la mano izquierda y echándole agua de la botella con la derecha. Dejó la botella en el piso, recogió el pincel y comenzó a mezclar. Derramó un poco de mezcla, tomó el lavatorio con la mano izquierda y se paró, mientras se empinaba el zapato con la derecha. Hizo una gárgara larga y escupió en el lavatorio un líquido de color amarillo. Repitió la acción, pero esta vez las gárgaras las hizo con más fuerza, salpicando mucho de la mezcla. No escupió en el lavatorio, botó el líquido por su cuerpo, mientras se agachaba a dejar el lavatorio en el piso y recoger un paño. Lo metió al zapato y luego se limpió la boca. Volvió a limpiar el zapato, tomó el lavatorio nuevamente, escupió en él y comenzó a secarlo con el paño. Tomó el paño y lo puso en su pierna, junto a los paños amarrados anteriormente.
Leppe tomó una de las tablillas de madera con cruz y continuó buscando algo entre sus cosas, luego se acomodó un paño de la pierna, tomó un papel y levantó sus lentes de sol para poder leer. Dejó el papel en el piso y se subió sobre la silla mostrando la tablilla. Se sentó, volvió a tomar el papel y dijo: «Acuarela 4: por Manuela Miguel Amante, dedicada a Rogelio de Urquiza, un cronista injustamente olvidado.»
Leppe se puso unos audífonos y luego de unos segundos se acercó al micrófono. La cámara se alejó, la imagen de Leppe se vuelve difusa entre las siluetas del público. Lo vemos de espalda al público, sentado y agachado. Luego revisando un papel, después tejiendo. Se acercó al micrófono y empezó a repetir la letra de la canción “Yo la quería” de Electrodomésticos con algunas variaciones. Suponemos que a través de los audífonos estaba escuchando la canción y repitiéndola. Su voz se escuchaba normal, pero luego se tornó lastimera: “Bueno yo había quedado de ir a verlo en la tarde y no pude. En realidad yo no sé que pasó con él. Él ya me había visto borracho ya varias veces y… Incluso yo ese día me había pasado a cortar el pelo, había llegado alegre a la casa, lo habíamos pasado bien, lo estábamos pasando súper bien. Yo pienso que se podía arreglar todo, que no era pa’ tanto. Yo ya le había dicho que no iba a volver a pasar y ahí lloré, le dije: tenís que entender, que te cuesta esperar un poco, si yo voy a cambiar, qué te cuesta esperar. (En este momento se produce un corte en el registro). Yo no tenía ni malas juntas ni ná, anoche yo estaba sano, la pega estaba empezando a salir, había posibilidades de tener pega, estaba casi todo bien y yo no entiendo por qué no entendía. Estábamos prácticamente arreglados y me empezó a retar (corte) y sabes a uno el trago lo pone ciego, qué te cuesta esperar un poco le decía siempre. No me acuerdo bien, pero parece que se cayó algo en el pasillo y ahí empezó todo, en el pasillo.” Se mantuvo en silencio y comenzó a mover la cabeza con movimientos cortos, de lado a lado y de arriba hacía abajo. Luego dijo: “Sí, sí, ahí parece que tomé lo primero que pesqué, si escuché yo que lo había regalado el compadre y él estaba como loco, yo no sé por qué estaba tanto… el pasillo… yo lo quería mucho, la verdad que… si estábamos muy bien, no entiendo”. Sollozó y luego dijo: “Sí claro, si estaba saliendo la pega” sollozó nuevamente. Estuvo en silencio por más de 30 segundos y dijo: “cómo no me va a doler…”
Hay un nuevo corte en la grabación. Aparece Leppe mezclando acuarela con agua en su zapato nuevamente. Se apretó la nariz con la mano derecha y comenzó a hacer gárgaras. Se puso la mano sobre la boca y luego escupió con fuerza. Repitió la acción e hizo dos gárgaras. En la segunda se apretó la manzana de adán con la mano izquierda, ahogándose en el proceso. Tomó la mezcla del zapato por tercera vez y la gárgara se vio interrumpida por un ahogo súbito, lo que lo obligó a escupir rápido. Sacó el paño y comenzó a limpiar el lavatorio, luego su boca y finalmente, lo amarró en su pierna junto a los anteriores.
La cámara graba al público, así que cuando vuelve a Leppe este ya estaba bajándose la silla con una de las tablillas de madera. Acercó la silla al micrófono, se agachó hacía su derecha, mientras se acomodaba el impermeable. Tomó un papel y levantó sus lentes de sol para leerlo: “A Lucía Leppe, poetisa dedicada a… (La “a” se transforma en una suerte de arcada que luego deviene una “r” arrastrada y luego una “g” arrastrada) Rogelio de…” No terminó la frase, era como si le costara hablar. Guardó silencio y luego dijo: “un actor injustamente olvidado».
Se agachó, se sacó el zapato izquierdo y de dentro extrajo un pequeño papel. Sacó el micrófono del pedestal por primera vez, se sacó los lentes de sol y se acomodó en el respaldo de la silla. Dejó pasar unos segundos. En su mano izquierda tenía el pequeño papel que comenzó a leer con una voz extremadamente aguda que por el registro, dificulta la comprensión de lo que dijo. Terminó de leer, dejó el micrófono y se volvió a poner los lentes de sol, se agachó y buscó algo en la maleta. Estaba haciendo una nueva mezcla en su zapato. Tomó el lavatorio, lo puso a la altura de su pecho y bebió del zapato, haciendo una gárgara larga. La mezcla es de color rojo y dejó que chorreará por su barbilla y cuello. Bebió nuevamente del zapato, se lo empinó y comenzó una nueva gárgara. Tomó un paño, se secó la boca, luego secó el zapato y posteriormente el lavatorio. Buscó los alfileres, se subió el pantalón y amarró el paño teñido de rojo sobre todos los demás.
Leppe tomó una de las tablillas, de color blanco, la mostró y la arrojó. Se bajó de la silla. Hay un corte en el registro. Tomó el tejido de bandera chilena con forma de cruz. Así termina el registro al que tuvimos acceso. Por las fotografías de la acción con las que contamos, sabemos que hubo más acuarelas, una de las cuales incluyó que Leppe se amarrará al brazo izquierdo, varas de rosa con espinas y que silbara, tal como lo hace en la video acción “El ruiseñor y la rosa”.